El deseo adolescente por una mujer madura

El libro que ha escrito Pierre Michon está hecho con dos libros, en realidad. Y están escritos con una diferencia de veintitantos años. El primero, El Beune Grande, de 1996 y el segundo, El Beune Chico. Anagrama los reúne ahora: ciento sesenta páginas. Pero regresemos a las palabras. Heñir era la primera. Significa sobar con... Leer más La entrada El deseo adolescente por una mujer madura aparece primero en Zenda.

Ene 21, 2025 - 06:20
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El deseo adolescente por una mujer madura

Tuve que buscar muchas palabras en este libro de Pierre Michon (Châtelus-le-Marcheix, 1945), esa es la verdad: heñir, calipigia y frunce, por ejemplo. Lo mejor es que todas esas palabras se entreveran y tienen relación, desde un punto de vista semántico e imaginativo, como se dice ahora, con el argumento y la trama de Los dos Beunes.

El libro que ha escrito Pierre Michon está hecho con dos libros, en realidad. Y están escritos con una diferencia de veintitantos años. El primero, El Beune Grande, de 1996 y el segundo, El Beune Chico. Anagrama los reúne ahora: ciento sesenta páginas.

Pero regresemos a las palabras. Heñir era la primera. Significa sobar con los puños la masa, especialmente la del pan, pero en Los dos Beunes la palabra se enardece en nuestra imaginación y se carga con tanta chispa y electricidad erótica que ejemplifica la pulsión y el deseo que un joven profesor de veinte años tiene de sobarle los pechos a la estanquera que acaba de conocer en el pueblo donde va a dar clase y a enseñar. Su imaginación hierve. La nuestra, a ratos. Las descripciones que utiliza Michon ayudan; son profusas y exquisitas, sin mediocridades y alejadas de lo rayano. Bien. Y así las mantiene durante toda la novela. Ella, la estanquera, se llama Yvonne. Michon no pudo haber elegido mejor el nombre para la protagonista. Es tan certero, que la cualifica con rotundidad, y le imprime tanta voluptuosidad, que sume al joven profesor, entres los sellos y los paquetes de Marlboro, en la pasión más primitiva. Y sucede en nuestra imaginación, esa loquísima de la casa.

"De esto va la literatura, como en la Ilíada, como en Los dos Beune, donde la lucha de dos hombres por una mujer alimenta también la narración"

Yvonne es veinte años mayor que el profesor, y es, además, como una Venus Calipigia. Las calipigias eran las estatuas femeninas griegas que representaban a una mujer levantándose el peplo, una especie de manto, a la vez que falda, bastante amplio. Cuando lo hacían, mostraban sin pudor y con cierta complicidad en sus miradas, las nalgas. De hecho, mientras se levantan la falda, giran simultáneamente la cabeza, y se insinúan. Y así actúa Yvonne, o así me ha parecido que juega la protagonista de Los dos Beunes. De esta manera se dedicará, sin ser muy consciente de su poder, a levantarse la falda, metafóricamente hablando, para que nuestro joven profesor y un pescador del pueblo, Jeanjean, comiencen a obsesionarse con ella. Y lo logra, satisfaciendo a ambos personajes.

La presencia de Yvonne es magnética y carnavalesca, porque transgrede. Y mientras ella nos enseña las nalgas mientras gira la cabeza hacia atrás para mirarnos con desdén, emerge en nuestra imaginación un sugerente fantaseo. De esto va la literatura, como en la Ilíada, como en Los dos Beune, donde la lucha de dos hombres por una mujer alimenta también la narración. Y si al principio de la literatura hubo esto, esto también es lo que hay en Los dos Beune, donde la pulsión amorosa, el furor amoris demuestra la hipótesis que se pregunta de dónde surge el lenguaje humano: ¡pues del sumo sexo de la mujer! Sin duda, el texto de Pierre Michon es erotómano.

"Efectivamente, este amor es un revoltijo y un maremágnum, trae caos a la vida y consigue amontonar emociones y sentimientos hasta el barullo existencial"

Y acabamos. La última palabra es frunce como sustantivo masculino. Es una arruga o pliegue que se forma en una prenda, piel o papel. Vamos a forzar la palabra. El autor reconoce, en una reciente entrevista de Marta Rebón, que la escritura de El Beune Grande fue inspirada por el deseo que sintió hacia una mujer madura en su infancia, cuando tenía unos quince años. Fue en ese pliegue de la vida, en ese primer momento de la madurez, cuando empezó a fraguarse el personaje del joven profesor, obsesivo y desconcertado, incapaz de actuar ante el placer que le producía una mujer como Yvonne.

Los dos Beune va del amor, pero del amor ancestral que produce un fárrago, que fue la última palabra que consulté. Efectivamente, este amor es un revoltijo y un maremágnum, trae caos a la vida y consigue amontonar emociones y sentimientos hasta el barullo existencial. Es tal el lío y el desbarajuste vital, que el joven profesor, Yvonne y Jeanjean navegarán entre dos ríos, el Beune Grande y el Beune Chico, hasta el deseo, la acción y la renuncia; y la extenuación.

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Autor: Pierre Michon. Título: Los dos Beune. Traducción: Maria Teresa Gallego Urrutia. Editorial: Anagrama. Venta: Todos tus libros.

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