Un clic lanza el comercio rural al mundo

El padre de Jesús Pastor trabajaba el campo. «Venimos de la tradición agricultora», cuenta. Una tradición que no se ha perdido: los terrenos que cultiva desde hace años su familia son la esencia de la marca de aceites Olivares de Altomira. «Teníamos el campo, teníamos las aceitunas, nos faltaba hacer el aceite y comercializarlo», explica Pastor. Así, se lanzaron a recuperar los terrenos y la antigua infraestructura aceitera y hoy producen aceite de denominación de origen protegida desde la Alcarria conquense.

En Vellisca, al pie de la Sierra de Altomira, hacen varios formatos de aceite virgen extra usando la variedad de aceituna verdeja o castellana, propia de la zona. Desde 2010 están recuperando olivos centenarios que habían quedado abandonados a medida que la comarca perdía población. Y lo hacen con un sistema de cultivo tradicional para ser respetuosos con los ecosistemas.

Las instalaciones de Olivares de Altomira acogen catas, coworking y oleoturistas que quieren descubrir de primera mano cómo se produce. Mientras recuperan parte de la cultura gastronómica y agrícola de la comarca, echan mano de las herramientas del siglo XXI. De hecho, gracias al ecommerce, sus aceites viajan mucho más allá de la provincia de Cuenca para llegar al consumidor final.

La historia de estos aceites es, al final, un ejemplo de cómo el comercio electrónico puede beneficiar a las industrias del mundo rural. Según concluye el informe Análisis de los efectos del comercio electrónico en las zonas rurales de España, que ha elaborado Nera para Amazon, estas compañías consiguen notoriedad gracias a las compras online. Esto se traduce en ventas, pero también en interés por los lugares de origen de los productos, apuntalando un flujo de visitantes en el mundo offline.

Javier Pastor: «La recuperación del entorno rural es fundamental para darle vida a los pueblos»

Así, el ecommerce podría ser una palanca de desarrollo para las zonas rurales y, en especial, para aquellas que afrontan problemas de despoblación. «La recuperación del entorno rural es fundamental para darles vida a los pueblos», recuerda Pastor. Si algo se ha repetido en los últimos años desde el mundo rural es que lo que pasa en sus pueblos importa: necesitan actividad para no languidecer. Sus habitantes precisan servicios y actividades económicas que garanticen puestos de trabajo y que funcionen como un círculo virtuoso para sus comarcas. Y vender por internet podría ser parte de la respuesta.

El informe de Nera ha evidenciado un patrón interesante. El crecimiento en el número de empresas rurales que venden online se mantiene a «un fuerte ritmo». Frente a una media de crecimiento entre 2018 y 2023 de 150% en el número de pequeñas y medianas empresas en España que venden en la tienda de Amazon, la España rural muestra un crecimiento de 191%.

Desde Murcia para el mundo

A Rocío Lajarín y Cristina Sanz las une la pasión por la cosmética. «Empezamos haciendo cremas con una batidora», rememora Sanz con humor. Pero pronto se dieron cuenta de que esta herramienta les quedaba pequeña. Lajarín es hoy la CEO y Sanz la responsable de Marketing de Alma Secret, una marca de cosmética natural que aúna la tradición con los mejores y más modernos activos, así como con las más exigentes certificaciones.

Lajarín —doctora en Farmacia— ha retomado las formulaciones que hacía su padre —un apasionado por las plantas y sus beneficios— en la botica familiar y las ha mejorado. Siguen confiando en las materias primas naturales y de alta calidad, pero van más allá. «Hasta el agua que utilizamos es agua termal», indica Sanz.

Como explican las socias, buscaban «un lugar tranquilo y cercano» en el que asentarse y que además estuviese cerca de la materia prima que usan. Trabajan con pequeños agricultores cerca de su sede en Librilla, lo que garantiza la calidad de sus ingredientes.

Por su lado, el ecommerce les permite «vender desde un pequeño pueblo de Murcia a toda Europa». Su experiencia va en línea con lo que muestran las cifras. El 65% de las compañías rurales que comercializan a través de Amazon exporta sus productos a la Unión Europea gracias a esa pasarela; un 40% lo hace a todo el mundo.

Solo en 2023, el valor de las exportaciones comunitarias de los comercios rurales superó los 300 millones de euros, un 30% más que en 2018 y un tercio más que las exportaciones de comercios urbanos.

Un viaje de ida y vuelta

«Empezamos a usar la tienda de Amazon para vender al extranjero con más facilidad, y la usamos para las entregas en lugares lejos de nuestro almacén», reconocen desde Escobas Mendi, una empresa centenaria de escobas artesanales de Valtierra, Navarra.

Y es que el ecommerce puede simplificar el proceso de venta internacional para compañías que muchas veces tienen un tamaño reducido. «Para nosotros, usar Amazon es la única posibilidad para exportar por costes de envío y dificultad de idioma —señalan desde Olivares de Altomira—; enviamos un palé a un centro logístico en España y Amazon se ocupa de todo».

El 65% de las compañías rurales que comercializan a través de Amazon exporta sus productos a la UE gracias a esa pasarela

Para estas empresas rurales, las ventas en línea aportan un retorno económico y un aumento de los márgenes de beneficio. Además, el viaje es de ida y vuelta. Los productos a los que los compradores quizá no habrían llegado de no ser por Amazon se convierten en cartas de presentación de los lugares de origen. Por ejemplo, las bodegas reconocen que ya tienen visitantes que llegan a hacer enoturismo porque han comprado sus vinos por internet. Es un efecto llamada con el potencial de animar los propios lugares físicos en los que se encuentran estos comercios rurales.

Beneficios para los locales

Al mismo tiempo, los propios habitantes del rural español son sujetos activos de la compra online, una ventana que amplía la oferta disponible. Un 45,4% de quienes viven en zonas rurales densas y un 44,5% de quienes lo hacen en zonas de baja densidad poblacional ven en el aumento de la variedad de productos una de las grandes ventajas del comercio electrónico.

Además, las compras online simplifican la adquisición de productos. El análisis de Nera y Amazon recuerda que los habitantes del rural se ven obligados, de media, a recorrer entre el doble y el triple de distancia que sus vecinos urbanos para comprar lo que necesitan. Internet reduce las distancias y amplía los horarios. Más de la mitad de las personas que residen en zonas rurales valoran la flexibilidad de poder comprar a cualquier hora.

Comprar en línea les permite igualmente ahorrar tiempo: unas dos horas al mes, tiempo que tres de cada cuatro personas encuestadas prefieren dedicar a actividades de ocio. De hecho, también aquí el mundo rural muestra números más interesantes que el urbano. Si los compradores urbanos ahorran 20 horas al año gracias a sus compras online, quienes viven en zonas rurales de baja densidad llegan a las 24. Es un día libre completo gracias al ecommerce.

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