El latido de la vida

Una guerrillera embarazada que camina comiendo pasto y flores, que avanza dejando atrás el enardecimiento de la juventud que la llevó a abandonarlo todo siguiendo una llamada a la acción tan atronadora como lo es ahora la voz de su maternidad inminente, que viene cargada con todos los miedos. Parir en la selva. El miedo al dolor. A escuchar su propio grito en voz alta cuando lleva tiempo asistiendo en silencio a un mundo ajeno a su existencia. La autora deja al lector como único receptor de un testimonio que se fragmenta entre recuerdos del pasado, ese que ahora parece otra vida, caminos del presente y ecos de un futuro incierto en el que su hijo o hija al fin tendrá un rostro tal vez parecido al de su padre. La guerrillera de Paletta no se detiene, vive en un permanente sol y sombra que no le permite ver bien el cielo, como si eso fuera un augurio de lo que le espera y, por si quedaban dudas, aparece una tormenta.

No hacen falta muchas páginas para que una vida sin nombre se convierta en algo íntimo, se sientan sus miedos, su hambre y se comparta esa certeza que sobrevuela la novela de que todo lo bueno ha quedado atrás. La desesperanza va de la mano con la negativa a rendirse y tumbarse bajo un árbol para convertirse, tal vez, en otra tumba a medio enterrar. La cadencia de la narración se siente con un regusto amargo a sueños rotos e ilusiones perdidas que van calando a ritmo de canción triste, de mano sobre la barriga acompañada de la imagen de su futuro hijo que crece en una oscuridad que no le permite ver el mundo tal y como su futura madre lo está viendo en ese momento. Y aparece el miedo, ese que siempre había estado ahí.

La espesura del cielo es una novela para releer en la primera lectura.

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Autora: Viviana Paletta. Título: La espesura del cielo. Editorial: Los libros de la mujer rota.

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